viernes, 7 de noviembre de 2014

EN MEDIO DE LA INVESTIGACIÓN

    Los medios de comunicación han alcanzado un desarrollo importante y mediante la difusión de información bajo el prisma que pretendan darle, pueden influir en la opinión pública. En la Argentina, como país no ajeno al crecimiento del poder de los medios de comunicación, se producen consecuencias negativas a raíz de la excesiva intervención mediática en investigaciones penales. Cuando cursé la materia Criminología recuerdo que, en el libro de cátedra, una autora cuyo nombre no recuerdo (sepan disculpar la impresición), decía que los noticieros habían descubierto tres temas para atraer al público y llenar sus grillas. Estos temas eran, en orden de importancia, policiales, deportes y el clima. Por este motivo no es de extrañar que en muchos noticieros existan periodistas especializados en los temas mencionados, incluso programas dedicados a eso, como ocurre en la grilla de determinados canales de televisión. Hasta aquí no puede verse qué es lo negativo pues un medio es libre de destinar su espacio a ciertos tópicos que considere rentables pues, a mayor público obtendrá más ingresos con la enajenación del espacio publicitario que terceros adquieran. Sin embargo en lo relativo a las investigaciones judiciales, la inserción plena de los medios acarrea numerosas dificultades que, a modo somero, pretendo destacar en esta entrada.
    Para dar ejemplos, creo necesario adentrarme en ciertos casos de los últimos años, muy populares, que le han ofrecido a los noticieros, periodistas policiales y prensa en general, un verdadero festín informativo. El primer caso es el de Nora Dalmasso, una mujer cordobesa asesinada el 26 de Diciembre de 2006 en un barrio cerrado. Este caso, como era de esperarse, atrajo la atención de los medios. Las hipótesis comenzaron a dispararse, desde acusar a un jardinero que, rápidamente, fue liberado por presión popular al ser considerado un "perejil" (individuo humilde y sin poder cuya culpabilidad se desprende de la condición de tal) hasta encauzar la investigación periodística en el marido. Sin embargo lo más atroz que ocurrió alrededor de la cobertura mediática sobre el caso fue cuando los medios posaron su mirada en el hijo de Nora, Facundo Macarrón, quien fue señalado como el homicida e incluso se aseveró que,  previo a matarla, había violado a su madre. Los medios no solo difundieron este tipo de información (sin perjuicio que haya sido una línea de investigación judicial), además revelaron datos sobre la sexualidad del joven que, al igual que todo individuo, tiene derecho a que su intimidad y elección sexual no esté ventilada al público en general. Finalmente, como ocurre casi siempre, los medios abandonaron la hipótesis enfocando la atención en el marido de Nora, pero el daño estaba hecho, el joven se fue a vivir a Estados Unidos (Por suerte puede hacerlo, muchos otros conviven con el escarnio público) para escapar a la mirada acusadora de la sociedad. Otro caso emblemático fue el asesinato de Ángeles Rawson, hecho que acaeció en la Ciudad de Buenos Aires y que, probablemente, haya sido el hecho delictivo con mayor cantidad de horas televisivas en la historia de la prensa vernácula. El primer vinculado con el hecho fue Sergio Opatowski, padrastro de la joven que, por su imagen algo desalineada y lenguaje corporal excéntrico, representó una presa fácil para el periodismo. Hipótesis sobre relaciones ocultas y deudas familiares construyeron la novela que tuvo en vilo al país y que los medios masivos no se cansaban de estimular con diez, doce o, incluso, quince horas dedicadas al asunto. Tampoco sorprendió las sutiles reacciones de la prensa en general,  ante la aparición de la madre de Ángeles, pues la mujer tuvo una actitud incluso compasiva con el homicida, al dialogar con la prensa. Esto despertó suspicacias, pero la novela de los medios comenzó a desvanecerse a medida que Mangeri, el portero del edificio, fue relacionado con el homicidio de la menor. Entonces el caso perdió poco a poco interés pues aquellas maquinaciones basadas  relaciones entre el padrastro y la joven o que esta podría haber visto algo que no debió, ajustes de cuenta por deudas familiares fueron dejadas de lado cuando el portero, el sujeto menos rentable, para la prensa, confesó haber matado a Ángeles.
    En estos casos encontramos algunos denominadores comunes. El primero de ellos es la enorme facilidad con que la prensa "lanza" hipótesis utilizando expresiones como "se habla de", "la línea investigativa apunta a" o, simplemente, "se está investigando a", señalando entonces, sin poder discernir si la información es verídica o responde a invenciones de los periodistas, a cualquier persona. La consecuencia no deseada de tal facilidad es la ausencia de rectificaciones por parte de los medios que han servido de canal para difundir información que judicialmente ha sido desechada. En pocas palabras, las informaciones pueden destruir vidas, atacar el honor y la intimidad de las personas pero si luego se comprueba judicialmente que tales personas no han tenido nada que ver con el delito, jamas verán un comunicado de algún medio de comunicación ofreciendo disculpas o, en el mejor de los casos, un espacio, para que la persona vejada pueda hacer un descargo ante la sociedad. Como se ha dicho, el periodismo es el único poder sin contrapeso pues, la libertad de expresión y el secreto de las fuentes permite que, en este tipo de investigaciones, se pueda decir casi cualquier cosa sin tener ninguna responsabilidad ulterior ante una sentencia diametralmente opuesta a las hipótesis inventadas o difundidas por los medios. El otro denominador común es el contacto, cada vez más cercano, entre el poder judicial y los medios, donde los periodistas tienen en su poder resoluciones judiciales, lo que reconduce a pensar que hay alguien en las dependencias judiciales que, filtra información o incluso facilita piezas de expedientes a periodistas. En esto cabe responsabilizar al poder judicial pues, si se conoce la injerencia de los medios en estos asuntos y lo perjudicial que es esto para la investigación, es poco entendible que haya periodistas con llegada a ciertos juzgados o tribunales.
    El título de la entrada se llama "En medio de la investigación" pues pretende demostrar la vinculación entre los medios y las investigaciones judiciales, los casos mencionados han servido como ejemplos de esto, además de añadir algunos detalles como la destrucción de la imagen e intimidad de ciertos sujetos con la excusa de informar sobre un caso cuya popularidad ha sido alimentada por los propios medios. Sin embargo, fuera de lo mencionado, el efecto más negativo descansa en el entorpecimiento de las investigaciones y desprestigio del Poder Judicial operado en aquellas investigaciones en las que los medios se interesan. Hay algunas causas y efectos de esto que pretendo enumerar y desarrollar con brevedad.

  1) Tiempos distintos: Las investigaciones judiciales se hallan diseñadas sobre una base de garantías del ordenamiento jurídico para proteger al imputado, por ese motivo, generalmente, una investigación demora varios meses para poder llegar al juicio oral y, mucho más, si se desea condenar a la persona, con una sentencia firme,  y castigarla penalmente. Los medios de comunicación, mucho más en esta época, no tienen barreras temporales para difundir información, enunciar líneas investigativas y dedicar horas enteras a los casos más atractivos. Esto deriva en que el público general, no avezado en temas jurídicos ni judiciales, pretende que la justicia actúe como lo hacen los medios, con juicios hiper sumarísimos y condenas "exprés". En pocas palabras, los medios estimulan una simpleza y liviandad temporal sobre temas que requieren un tratamiento muy cuidadoso para proteger la integridad de una persona. Lo difícil es que la gente entienda esto.

  2) Entorpecimiento de la investigación: Esto puede ocurrir, sobre todo, en el caso de desaparición de personas, pero puede hacerse extensivo a toda investigación penal. Cuando los periodistas acceden a los fiscales, se comunican con estos telefónicamente o pueden entrevistarlos cara a cara, comienzan a difundirse líneas de investigación que deberían ser clasificadas. El motivo es claro, si una persona está siendo cautiva por unos sujetos que al encender el televisor, comprar el diario o visitar una página Web conocen cuales serán los pasos en la investigación, es mucho más probable que puedan eludir la acción de la justicia. También, en el caso de homicidios, el sujeto que lo haya cometido podrá, según sepa que la mirada se posó o no en él, adoptar medidas destinadas a entorpecer la investigación, presionar testigos o sustraerse a la acción de la justicia.

  3) "Banalización de la justicia": Esto se produce cuando los funcionarios encargados de llevar adelante la investigación (fiscales o jueces de instrucción) tienen un contacto cercano con los medios, a través de entrevistas televisivas o notas radiales. Su trabajo no es hacerse conocidos en la audiencia, la justicia tiene otros objetivos más importantes, entre ellos ocupar el tiempo en encontrar al verdadero culpable. La prensa no es quien para exigir una presencia activa de la justicia en los medios ni tomar represalias con funcionarios que no se interesan en dar información al periodismo.

  4) Presión sobre la justicia: Relacionado con el punto 1, los medios al dedicar horas de su espacio a un caso determinado coaccionan a que la justicia tenga un culpable inmediatamente, para acallar la presión social derivada de no avanzar en la investigación. Muchas veces los culpables son sujetos humildes o con poca protección jurídica, que son liberados, habitualmente, rápidamente. La justicia tiene medios materiales limitados pero se carga sobre ella la necesidad de resolver el caso con mucha rapidez e incluso, se la castiga si tal solución no es acorde con las necesidades, valores o intenciones de los medios de comunicación.

 5) Desprestigio judicial: Relacionado con el punto anterior y con el primero. Si los medios disponen de mayor celeridad en la difusión de información y la justicia se halla jurídica y materialmente limitada en este aspecto, la consecuencia es que el público que carece de conocimientos legales básicos cargue en los fiscales y jueces la responsabilidad de no hallar un culpable, todo acorde a lo tiempos de la prensa. La consecuencia necesaria es que tal público pondere más la opinión de un periodista especializado en temas judiciales que las resoluciones de un juez. De hecho recuerdo haber visto una encuesta donde el poder judicial tenía algo así como un 14 % de imagen positiva mientras que los medios superaban largamente el 70. Lo peor de todo, los medios y sus periodistas, generalmente abogados, saben cuales son los límites de fondo y procesales en una investigación, sin embargo insisten con proyectar sus tiempos en el proceso.

 6) Jueces paralelos: La función  de la prensa es intermediar entre el sitio donde se gesta la información y el destinatario final de la misma, esto es lo que generalmente se conoce como periodismo y yo no soy de aquellos individuos que no consideran periodismo una información con una carga subjetiva, pues ningún hombre puede serlo. Sin embargo la injerencia de los medios masivos en asuntos penales ha llevado a instaurar jueces paralelos. Estos jueces no son otros que los medios de comunicación. Al mencionar como se barajan hipótesis, se construyen culpables, muchas veces acorde al grado de aceptación social que aquel tenga, no estoy más que admitiendo que los medios hace mucho han dejado de informar mas se han constituido en verdaderos jueces, que evalúan desde la conducta de una persona que pueda parecer sospechosa hasta el hecho material motivo de la investigación sin olvidar los juicios de valor sobre la actuación de los funcionarios judiciales. Son jueces sin poder de imperio, autoridades informales no aceptadas por la ley (obviamente) pero que tienen mucha llegada a la audiencia y forman su opinión.

  7) Histeria colectiva: La difusión de nombres, datos, lugares, hipótesis y toda cuestión vinculada a un caso determinado (generalmente homicidios, violaciones o secuestros) despierta interés en el público. Lo que termina ocurriendo es que la multiplicación del caso en todos los canales de información que un medio tenga a su disposición genera histeria popular que actúa contra el propio fin de la justicia de resolver el caso. Así, como ya he mencionado, se presiona a que los fiscales o jueces sean mucho más veloces de lo que pueden serlo legalmente, encuentren a alguien rápido, para apagar esa ira colérica, lo detengan y si pueden sostener la imputación, mucho mejor.

 8) Destrucción del estado jurídico de inocencia: Ninguna persona es culpable hasta que se demuestre lo contrario. Esto es lo mal llamado, presunción jurídica de inocencia. No se presume, se es inocente hasta que una sentencia condenatoria firme no endilgue responsabilidad a un individuo determinado. Cuando los medios aterrizan en una investigación, generalmente señalan a un/unos sujetos y lo vinculan con el delito como si fuera culpable. La forma de expresarse, la liviandad y poco conocimiento de algunos periodistas (los que no son abogados) generan que tal estado se invierta, entonces el presunto delincuente será culpable mientras la justicia no demuestre lo contrario e incluso si se demuestra que no tuvo nada que ver con el hecho delictivo, muchas veces queda en el inconsciente colectivo la culpabilidad de la persona. Es otro claro ejemplo de la desvinculación total de los modos, técnicas y recursos que tiene el ordenamiento jurídico con los equivalentes de la prensa. Esto ejemplifica lo negativo que es la inserción mediática en asuntos penales pues se requiere una técnica y conocimiento jurídico que no puede ventilarse a la opinión/coacción del público en general.


   Estos tópicos mencionados no se agotan en sí mismos, creo que habrán otros que no he incluido y ustedes, los lectores, podrán hacermelo saber. Quizás el peor efecto de la intromisión mediática excesiva en este tipo de asuntos es que la justicia "juega de visitante". Con esto me refiero a que las autoridades judiciales tienen que actuar rápido, incluso contra su conciencia y conocimientos, deben brindar información a los periodistas para evitar que su persona sea relacionada con la negligencia, lentitud u otros aspectos negativos a su carrera. Cuando un medio de comunicación penetra en una investigación, es muy probable que esta se vea empeñada e, incluso, jamas pueda darse con el verdadero culpable. El poder judicial, con sus defectos, en el ámbito penal, está destinado a perseguir y posteriormente (los jueces competentes) juzgar a una persona por haber cometido un hecho delictivo, entonces cada juez que debe hablar ante los medios o que es criticado por estos por no haber adoptado determinada línea de investigación, termina causando un daño a la sociedad que necesita un poder judicial fuerte, con buena imagen y aceptación, para poder obrar en libertad y plenitud. Cada caso que se hace público, que se sujeta a la opinión popular, es un caso perdido, pues con mucha dificultad las autoridades pertinentes podrán imprimirle el grado de prudencia y conocimiento que merece. Espero que esta entrada no se tome como un ataque a la prensa, pues creo en el periodismo libre y considero que muchos medios, con sus investigaciones dirigidas al poder de turno, le hacen un bien a la comunidad. Empero, no puedo negar que hay asuntos que por su delicadeza, deberían ser tratados con mayor profesionalismo, incluso una ley que regule que contenidos pueden ventilarse o de que manera, seria necesaria para no entorpecer la acción de la justicia.

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