jueves, 11 de junio de 2015

DE ULPIANO AL RITUALISMO

   Eran tiempos remotos donde el justiciable solicitaba la actuación de los órganos estatales y recibía un trato basado en la oralidad y celeridad. Sea una figura impuesta por el emperador para resolver conflictos legales o la propia máxima autoridad que, en etapas de imperio del Código de Hammurabi, tomaba por sí la potestad de atender dichos conflictos, lo relevante era la pura e incólume expresión y alcance del "acceso a la justicia". Es que si los problemas existen la mejor manera de abordarlos es con soluciones rápidas, y que con rapidez no se entienda imprudencia, no, lejos estoy de pretender una justicia ligera y superficial mas creo que cada hora que se consume es un poco menos de verdad y justicia en el caso concreto o, parafraseando a los yankees y sus expresiones marketineras, cada año que un expediente se pudre en los anaqueles es perdida de dinero,  pues "Time is money".
    Ulpiano dijo que la justicia, sin citarlo textualmente, es la voluntad de dar a cada uno su derecho (o lo suyo), en una definición por demás "ponciopilatista" pues la belleza de esas palabras no debe soslayar preguntarse cuál es el derecho que corresponde y en caso de tenerlo claro, cómo articular mecanismos efectivos para que ese derecho existente pueda verse concretado en una decisión de un órgano estatal independiente que pueda ser ejecutada en caso de incumplimiento. No es ni más ni menos que adecuar la justicia con su acceso y entender que el acceso debe ramificarse en distintos medios prácticos para hacerlo valer. La asociación de justicia y acceso debe, necesariamente, recaer en la velocidad que tiene el órgano estatal para ofrecer soluciones que, no por ese calificativo, sean menos justas. Parece un trabalenguas o un delirio ridículo,  pero no lo es, que apurarse no signifique quitarle verdad a la solución alcanzada.
   Así como no hay que excederse en la celeridad tampoco corresponde irse al otro extremo, cosa que ocurre mucho más seguido que lo primero. Quizás sea el punto de la entrada, protestar contra el "ritualismo" entendiendo que ya no se trata de formalidades necesarias para dar vida a procesos legales en una sociedad altamente compleja sino de rendir un culto, casi ciego, a la forma. Que lo creado para articular el "acceso a la justicia" no se transforme en  fetiche de cientos de juzgados que ante toda presentación judicial, por más nimia que sea, impongan la necesidad de acompañar escritos que den constancia de dicha presentación. Es una expresión de deseo más que una realidad alcanzable, no se trata de imaginar un recinto donde un juez, desde lo alto, "imparta justicia" de modo casi inmediato pues hay situaciones donde tal extremo sería perjudicial al caso, pero tampoco entender que un proceso debe, de modo casi inherente, durar varios años, hasta décadas y que, justamente esa supuesta pormenorización casi cómica, es el modo de darle verdad al conflicto.
   Yo imagino una justicia o...corrigiendo mi yerro, un acceso a los mecanismos estatales para obtenerla, mucho más rápida, donde impere la oralidad, donde los escritos de "agreguese" o "tengase presente" sean reemplazados por audiencias (sin desconocer que hay intentos más que logrados en ciertos procesos) y que las mismas se celebren lo más pronto que esté al alcance de la propia organización para así, de ese modo, cumplir con el mandato constitucional (y supraconstitucional) de acceso a la justicia. Que el proceso sea concebido como un servicio popular y no un duro camino a vencer, casi como un enemigo invisible, con trabas, imposiciones carentes de lógica elemental y que el tiempo ahorrado se asocie a la mayor posibilidad de alcanzar la verdad y con ella, la justicia...es sólo eso lo que pido.
   En una suerte de disculpa ante la falta de respeto a uno de los máximos juristas de la historia debo decir que justicia sí es dar a cada uno lo suyo pero cada vez que un juzgado o, simplemente, un empleado público,  hace del "ritualismo" su credo accesorio al católico apostólico romano (o el que tuviera) ese "suyo" esbozado por el maestro adquiere dimensiones desconocidas, en este punto, la justicia no es dar a cada uno "lo suyo" o "su derecho" sino darle a cada uno lo que se le puede dar de acuerdo al proceso que se ha creado para obtener un resultado. Que la forma haga al fondo, ahí hemos perdido. Es todo por ahora.

1 comentario:

  1. Time is money? y que es el dinero? poder mi amigo, poder para no solo comprar, sino para dominar,si lo vemos retrospectivamente el hombre siempre busco y encontro la forma de dominar a sus semejantes, primero esclavizando, luego feudalizando, y actualmente capitalizando, cuya arma principal es el dinero. Todas las guerras de la humanidad fueron por cuestiones economicas, las que comenzaron como religiosas siempre tuvieron un trasfondo economico detras y de esto hay innumerables ejemplos. Todo este recorrido es para llegar al punto que nos interesa hoy, El Derecho. Nacio como un arma noble de dar a cada uno lo suyo, segun Ulpiano, ese gran maestro, y a traves del tiempo fue una forma de atemperar el poder de unos sobre otros, primero rudimentario, por ejemplo en Roma la ley solo le reconocia derechos a los ciudadanos y a los Alien no, en Grecia sucedio otro tanto pero fue un avance al fin. Y asi llegamos a nuestros dias donde parece que 2000 y pico de años de Derecho aplicado se van por el retrete gracias a un empleado ritualista con codigo procesal propio desconoce esta realidad que estamos esbozando. En fin tal vezs la nueva camada de operadores del Derecho cambien esto. Hago votos para que asi sea.

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