En esta entrada pretendo mencionar y analizar las que, a mi entender, son las razones que atraen al público estudiantil a la abogacía.
1) Abogacía no es una carrera difícil: Soy abogado y estoy orgulloso de serlo, pero hay que enfrentarlo, la abogacía no es una carrera compleja. Dejando de lado todo subjetivismo, el hecho que la dificultad de la carrera depende del estudiante, básicamente, qué es aquello que le simplifica el aprendizaje. Hablando de forma genérica, estudiar derecho, bajo los esquemas de enseñanza actual, radica en tener constancia, y no mucho más. Salvo materias aisladas, no se requieren ejercicios de abstracción mental sofisticados ni analizar situaciones jurídicas con demasiada profundidad. Recuerdo a un profesor que una vez dijo: de abogado se recibe el muy inteligente, el algo inteligente y el no muy inteligente, lo que tiene que hacer es sentarse y leer hasta el hartazgo. Ojalá no fuese tan así, pues el rol social que ocupa el abogado debería exigir mayor dificultad, pero es lo que hay.
2) Déficit educativo: Salvo la enseñanza en colegios técnicos, la mayoría de los establecimientos adoptan un modelo de aprendizaje basado en leer, es decir, cooptar el conocimiento, aprehenderlo, quizás entenderlo y luego volcarlo en el examen. Las ciencias duras requieren, muchas veces, el desarrollo de procesos mentales que no necesariamente tornan excluyente una capacidad intelectual superior, pero sí "pensar" el contenido de la carrera de una manera distinta a la habitual. Quizás a un futuro ingeniero en un examen de, supongamos, física I, le soliciten que adopte un camino para llegar a un resultado que no es tan importante. El estudiante, en este caso, necesitará acudir a la lógica para satisfacer a los profesores. Las ciencias blandas, en el ámbito universitario, mantienen el sistema de la educación media, el de repetición de lectura para "escupir" lo que se sabe (no siempre exigiendo que se entienda) en el parcial. Es mucho más cómodo mantenerse bajo la misma línea de aprendizaje que virar radicalmente el rumbo. Esto puede explicar por qué el derecho, siendo una ciencia blanda, atrae a tantos estudiantes.
Titulé a este tópico "déficit" porque me parece mal que la educación no ahonde aún más en el segundo sistema, no por alabar profesionales en ciencias duras, sino porque muchos estudiantes no eligen la carrera por gustos personales o preferencias, mas lo hacen de acuerdo a lo que creen que pueden estudiar, sintiéndose inútiles si los alejan del cerco de comodidad.
3) Tradición: En más de una familia hay un abogado, es una carrera que ejerce, quizás como muy pocas, una presión sobre las generaciones venideras para estudiar lo mismo. El sistema laboral también ha tomado nota de la tradición, pues el linaje, en la inserción del joven profesional, es realmente importante. Partir de un estudio jurídico montado o un pequeño puesto en una dependencia judicial es un botín para no desperdiciar. Dejando de lado la ayuda laboral, también hay cuestiones de honor familiar u orgullo que no implican dinero o posición social. Si un padre/madre han estudiado abogacía por la influencia de sus padres, de seguro querrán que su prole no practique una eugenesia jurídica.
4) Proyección monetaria: Por lo visto en la entrada "odio a los abogados", en uno de sus tópicos, al parecer en muchas ocasiones se difunde una imagen de un profesional que desempeña un labor mayormente oral, que requiere más talento, diría casi artístico, que jurídico y que tiene la fortuna de contar con grandes casos que lo enriquecen. El abogado, según el estereotipo proyectado, es un profesional respetado (en muchas ocasiones), bastardeado (en otras tantas) pero que, como denominador común, nunca se caracteriza por no tener una buena situación económica, por no decir, muy buena. ¿Qué hay de cierto en la proyección?. Responder eso es imposible, pues habrá que analizar cuestiones subjetivas que van desde el talento del propio profesional, sus contactos, sus estudios, conocimientos, ciudad donde trabaja, etc, pero algo es cierto, la profesión, bien ejercida y con una pizca de azar, puede ser muy rentable. Visto esto, se desprende el motivo que lleva a muchos estudiantes del nivel medio a elegir abogacía.
5) Clásica de las clásicas: De seguro han escuchado alguna que otra vez "serás lo que debas ser o serás abogado". Esto resume a la perfección este tópico. Creo que cabe separar las carreras en vocacionales y residuales. Las vocacionales son aquellas carreras que no estudiaría nadie, a menos que el alumno tuviese un profundo aprecio, casi amor e incluso pasión, con los conocimientos que estas brindan. Digo que no estudiaría nadie considerando la proyección laboral futura, la dificultad de los conocimientos y el hecho que muchas veces son carreras que brindan pocas universidades, por ello, requieren un traslado de ciudad (y hasta de provincia) por parte del alumno. Dentro de las vocacionales puedo mencionar algunos ejemplos: Biología marina, antropología, letras, actuario, Ciencias de la atmósfera, el océano y un largo etcétera. En contraposición, las carreras residuales, son muchas menos y tienen como principal ventaja la facilidad para acceder a una institución donde estudiarla. Las demás variables (proyección laboral y dificultad de la carrera en sí) variarán según la carrera, pero algo tienen en común: son residuales pues muchos estudiantes que no han podido ingresar a una vocacional, han ingresado pero han abandonado o, simplemente, no tienen vocación, seguramente elijan una carrera residual. Entre estas cabe mencionar: Abogacía, medicina, contador público, y un, no tan largo, etcétera. Esto no significa que no haya estudiantes vocacionales para las carreras residuales, pero no es el punto. Probablemente abogacía sea la carrera residual más popular por los motivos analizados anteriormente, de ahí la expresión utilizada en la primer frase.
Es todo por ahora
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