sábado, 7 de febrero de 2015

ESCALA DE VALOR

   Los medios de comunicación, en materia penal, son agentes relativamente importantes. Con esto quiero decir que una cobertura amplia (y difusión) de un hecho que cae bajo la órbita del sistema penal puede obstruir o, al menos, influenciar el destino del proceso e investigación judicial. Ya he intentado citar, sin éxito por no recordar su nombre, a una autora que sostenía que los medios habían descubierto en los policiales una fuente inagotable de público, debido al interés que tales casos llegan a tener. En esta entrada pretendo sugerir algunos criterios que los medios de comunicación pueden tener para seleccionar aquellos hechos que serán cubiertos, partiendo de la inteligencia que no todos los casos que ocurren, por cuestiones lógicas, pueden tener difusión sostenida.

   1) Clase social de la víctima/victimario: Para los medios es importante el nivel social de los protagonistas del hecho. De seguro hay analistas de audiencia y estadísticas fehacientes (que no están en mi poder) diciendo que los televidentes pertenecen a cierto sector social, de seguro el sector medio, entonces cuando la víctima (sobre todo) o el victimario pertenecen a dicho sector, o incluso al sector medio/alto o alto, sabrán que tendrá éxito inmediato. Para entenderlo mejor, como siempre, habré de citar casos prácticos. No se puede comparar la cobertura mediática que recibió el caso de Ángeles Rawson con el de Melina Romero. Ambas eran mujeres, ambas fueron asesinadas, ambas tenían edades similares (entre 16 y 17) pero su nivel social era distinto. Ángeles Rawson pertenecía a la clase media/alta de Capital Federal, era hija de un profesional, vivía en un barrio de alto poder adquisitivo mientras que Melina Romero vivía en el "gran Buenos Aires", provenía de una familia algo más humilde,  quizás representando a un sector medio/bajo de la sociedad. El ejemplo no es del todo preciso pues ambos casos han recibido mucha cobertura mediática, pero no es la idea partir del caso sino usarlo como ejemplo y, en última instancia, jamas podrá compararse la cobertura del caso Ángeles con el de Melina, ni en horas de televisión, tapas de diarios y portales "Web".
    La mejor explicación que se me ocurre para esto es que hay una idea aceptada en los sectores medios y altos de la sociedad que "familiariza", casi vincula de modo inseparable, la violencia y los sectores más humildes. Sin juzgar sobre la certeza o falsedad del tal premisa, cabe admitir que los medios recogen esas creencias y las plasman en la información que transmiten. Cuando en un hogar humilde hay un homicidio, a menos que tenga una oscura trama intra-familiar, no será interesante para los medios pues lo consideran "algo de todos los días", no siendo noticia fresca, en cambio, cuando el homicidio ocurre en un hogar pudiente, atrae todas las miradas pues, en ese lugar, la violencia no debería ser común.

   2) Nacionalidad: Para los medios no es lo mismo que los participantes en el hecho sean argentinos o extranjeros. Pero aquí cabe hacer una división, pues la noticia es rentable cuando la víctima pertenece a un país de los usualmente llamados "primer mundo" mientras que el victimario deberá ser de un país marginado. Al extranjero de un país importante se lo asemeja a un ciudadano de primera, muy por encima del argentino promedio, entonces, cometer un delito contra él significa dañar nuestra imagen en el mundo (siempre tan pendientes) o reforzar la idea subconsciente de salvajismo social e inferioridad cultural con aquellos países a los que deseamos imitar. Eso está ahí, descansa en muchos compatriotas, los medios, nuevamente, recogen esa tendencia y cuando un extranjero del primer mundo es víctima de un delito, sabrán que su cobertura será rentable. En cuanto a quien comete el delito, aquí la rentabilidad descansa en que el extranjero pertenezca a un país al que la sociedad, en general, considera inferior al nuestro o rival. El sujeto que cometa el delito es visto entonces como un fiel representante de los ideales que la comunidad vernácula pretende proyectar en sus conciudadanos.

  3) Intra-familiar: Nada atrae más a los medios que un delito (generalmente homicidio) cometido a la luz de profundos recelos familiares. Cuando muere una persona y se sospecha de su familia, los medios estudiarán el caso y sabrán que grado de especulación puede generar en el público. Así, sospechar del padre o de la madre porque no se mostró dolida en el entierro (televisado en cadena nacional) o el hermano con celos arraigados o, quién sabe, aquel tío misterioso que habría prestado dinero al padre, dinero que jamas fue devuelto o las vinculaciones del abuelo con los "yakuza" japoneses, la tensión familiar en la mesa los domingos...cuando un delito se comete en el seno de una familia, sobre todo una familia de cierto nivel social (véase tópico 1), de seguro habrá público y cobertura. La explicación quizás sea más psicológica que social y mucho menos jurídica (perdón los psicólogos), de seguro en la audiencia se genera una sensación de identificación con la familia donde ocurre el hecho, como si pudiera ser la mismísima familia que asiste a su propio desmembramiento, una suerte de "podríamos ser nosotros", por los integrantes, por las formas, los modos, las características y un extenso etcétera. Cuando esa identificación excede a unas pocas personas y se divulga en el público, habrán miles de familias que prestan atención al caso, pues no se trata de una familia humilde donde los integrantes compiten por el vino barato sino de una familia arquetípica Argentina, similar a la del televidente promedio, tan realista que motiva mirar con recelo a los vecinos y, quizás, a sí mismo, presenciando, por horas y horas, el giro en la trama, como si se tratase de una novela importada.

  4) Tipo de hecho: Los delitos no valen lo mismo, debe existir una escala de importancia (que tampoco tengo en mi poder) para decidir que hechos merecen más atención. Sin necesitar más que deducción llego a la conclusión que los homicidios y las violaciones, por su gravedad inherente, son los más importantes. Luego el robo, pero aquí entra en juego lo que analizaré en el siguiente tópico, la brutalidad del hecho (entre otros) para discernir uno común de uno merecedor de atención.

  5) Características del hecho: Cuando un hecho delictivo excede sus elementos constitutivos y se reviste de otros, dependiendo de su naturaleza, podrán ser muy atractivos a los medios de difusión. El principal elemento añadido es la brutalidad en el "modus operandi". Cuántas veces los delincuentes aprovechan la soledad e indefensión de una persona mayor para ingresar a su morada y despojarla/o de sus bienes. Seguro que ocurre bastante, pero cuando esa persona mayor recibe golpes, es picaneada, reviviendo métodos de tortura de épocas oscuras del país, violada e, incluso, resulta muerta, aquí, además de variar el hecho delictivo, también muta el enfoque de los medios sobre el caso. Empezamos en algo común y terminamos hablando de unos desquiciados que cometen un hecho tan repudiable como poco habitual, tristemente, esto resulta atractivo para su cobertura y posterior difusión. Del mismo modo el intentar robarle a una embarazada y darle un disparo en su vientre es tan violento como popular para la audiencia y podría seguir un largo rato enunciado hechos pero no es la idea de este blog transformarse en un receptáculo de morbo.
    Lo poco común y violento resulta atractivo al público. Sin desconocer que ha habido un aumento en la violencia en hechos que antes no lo eran tanto, quizás por el efecto de las drogas en los delincuentes , cabe explicar esa atracción,  por lo que transgrede barreras,  en una tolerancia paulatina a la violencia que nos ha inundado. Aquí los medios no se han preocupado tanto por estudiar a su público, se han puesto a su nivel, diría casi en un juego de tú a tú, mostrando hechos que ocurren en verdad, viendo su recepción pero también entendiendo que otros factores (sociales, económicos, culturales) han aumentado la línea de permitido en el receptor de información. A veces el propio medio propone y otras es el público, hay un coqueteo de igualdad en cuanto a la brutalidad. De seguro hace 10 años no era esperable que un medio ofreciera en su portal "Web" vídeos de decapitaciones, pero es, justamente, Internet, quien tuvo mucho que ver en ampliar la tolerancia de su público a la violencia.

   6) Opuestos sociales: Los opuestos se atraen, para los medios es una verdad irrefutable. Sobre todo cuando la víctima pertenece a la clase media (y para arriba) y el victimario a una clase baja. El resaltar al opuesto permite afianzar la noción de "ellos y nosotros", como si viviesen dos sociedades en un mismo país, la de los ciudadanos honestos, honrados y correctos con la de los seres repudiables, extraños e, incluso, inferiores. El repetir hechos delictivos protagonizados por un estereotipo de persona arraiga esa división social. Obviamente no cabe echar culpas en los medios pues el primer responsable de la polarización es el poder político, en cuanto a sus políticas inclusivas, pero esta entrada no tiene por objeto hacer un análisis que exceda la escala de valor que utilizan los medios para elegir que hechos policiales serán difundidos. La explicación del atractivo reside en el miedo, lisa y llanamente, el temor que provoca ver a un "nuestro" atacado, quizás por serlo, quizás por mero azar. Cuando los medios se hacen eco en la diferencia social, nos están diciendo que temamos a aquel intruso que pretende perturbar nuestra paz, dejándonos a merced de sus propias acciones, bajo un riesgo cierto de ser, algún día, víctimas de su violencia. El miedo pega, y mucho, entonces la atracción hacía aquello que nos asusta explica la inclusión de los "opuestos sociales" en la escala de valor.

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